La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) presentó en rueda de prensa el II Informe ‘El Mapa de la Pobreza Severa en España. El Paisaje del Abandono’, que analiza la situación de extrema pobreza del eslabón más débil y desconocido de la sociedad. En el acto de presentación han intervenido el presidente de EAPN-ES, Carlos Susías, el responsable de Investigación de la Red y autor del Informe, Juan Carlos Llano y Graciela Malgesini, responsable de Incidencia Política y Asuntos Europeos.
Al inicio de la pandemia, 4,5 millones de personas en España (9,5 % de la población) vivía en situación de pobreza severa (un millón más que en 2008). Se considera que las personas viven en pobreza- o son pobres- cuando no pueden disponer de los recursos materiales, culturales y sociales necesarios para satisfacer sus necesidades básicas y, por tanto, quedan excluidas de las condiciones de vida mínimamente aceptables para el Estado o territorio en el que habitan.
Según los últimos datos disponibles de la Encuesta de Condiciones de Vida (julio 2021), el umbral de renta para considerar que un hogar está en pobreza severa es de 6.417,3 € por unidad de consumo al año; es decir, cada persona debe sobrevivir con menos de 281 € mensuales para el caso de una familia con dos adultos y dos menores, y con menos de 535 € al mes si vive sola. Con este presupuesto, esas personas han de cubrir todas sus necesidades: vivienda, alimentación, ropa, educación de los hijos e hijas, salud, energía, ocio y otras.
En cuanto a la distribución territorial, Canarias, Comunidad Valenciana y Asturias presentan los porcentajes más altos, que oscilan entre el 12,2 % y el 16,7 % del total de su población. En valores absolutos, los guarismos más elevados corresponden a las comunidades con mayor población: Andalucía, que agrupa a más 980.000 personas en pobreza severa, Cataluña y Comunidad Valenciana, con cifras que alcanzan las 702.000 y 674.000 personas respectivamente.
Después de año y medio de pandemia, los indicios reafirman el sesgo social de la enfermedad, tanto en lo que se refiere a las posibilidades de contagio, como a las profundas consecuencias económicas que produce entre la población más pobre. Las personas que viven en pobreza se alimentan peor, tienen más enfermedades, están más obesos, hacen menos ejercicio, residen en viviendas infradotadas o pequeñas y la mayoría de las que consigue trabajar, lo hace en empleos que requieren actividad presencial. Todo ello las hace más sensibles al virus y a los efectos económicos derivados de las medidas de control social y apunta a un aumento importante en las tasas de pobreza y de pobreza severa y al deterioro de los indicadores de carencia material.
Carlos Susías ha declarado durante la presentación que para hacer frente a esta grave situación de pobreza en España, hay que valorar el impacto positivo de herramientas como el Ingreso Mínimo Vital, y ha subrayado algunos aspectos de mejora. “Hay que mejorar la cuantía del Ingreso Mínimo Vital situándolo por encima del umbral de pobreza, así como su cobertura, para que llegue a todas las personas que lo necesitan. En especial, aquellas en situación de mayor vulnerabilidad social y económica”.
Por su parte, Juan Carlos Llano, autor del informe, hizo hincapié en las dificultades de las personas en pobreza severa “para gestionar la necesidad permanente de escoger, de hacer una gradación entre urgencias indispensables; entre comida y calor, entre cultura y pañales, entre ordenador y zapatos, etc.”
Por último, Graciela Malgesini, señaló que, a la vista de los datos del informe, “la pobreza es el resultado de decisiones políticas, de la desigualdad y de la injusticia. Su eliminación se consigue mediante un nivel alto de protección social, con recursos eficaces y generosos, servicios públicos universales y empleo de calidad. Y se garantiza mediante la igualdad de género y la lucha contra toda forma de discriminación.»
Los efectos sociales y económicos de la pandemia van a permanecer indefinidamente, por lo que EAPN-ES apuesta por prorrogar las medidas de protección social puestas en marcha para hacer frente a la crisis social y sanitaria. El impacto de la COVID-19 sobre los grupos de población más vulnerables obliga a proteger más intensamente a miles de familias que se encuentran en mayor riesgo de pobreza o exclusión social y han visto agravada su situación durante la pandemia.
Algunos datos destacados:
- La gran mayoría de las personas en pobreza severa son españolas (72%), muchas de ellas con un nivel educativo medio (53%) o alto (17,9%) y, además, con trabajo (27,5%) y con vivienda (95,2%).
- El 14,1 % de las niñas, niños y adolescentes (17 años o menos) vive en esta situación, cifra que contrasta con el 8,6% del resto.
- El 12% de las personas que vive en hogares con menores está en situación de pobreza severa frente al 7,1% de las que viven en hogares sin menores.
- El 21,5% de las personas que vive en hogares monoparentales está en situación de pobreza severa. La inmensa mayoría está a cargo de una mujer.
Descarga el informe completo: El Mapa de la Pobreza Severa en España. El Paisaje del Abandono