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L’Olivera iniciará la replantación de la viña de Barcelona este mes de abril con la mirada puesta en recuperar variedades blancas tradicionales de la zona, según apuntan diferentes estudios históricos. La nueva viña de la cooperativa L’Olivera en Barcelona, una mirada al pasado para construir el futuro agrícola de Collserola. Bajo esta premisa se plantea el proyecto de replantar la viña de Can Calopa, en Collserola, la finca propiedad del Ayuntamiento de Barcelona de donde sale el único vino de la ciudad de Barcelona. L’Olivera, que gestiona la finca desde hace 10 años, ha decidido reestructurarla para hacerla productiva y hacerlo, eso sí, buscando un relato que la vincule con el pasado vitivinícola de la zona, en un intento de recuperar los orígenes y hacerlo con una mirada contemporánea que vincula agricultura y grandes ciudades.

Así, desde hace meses se está trabajando en diferentes investigaciones históricas con el fin de averiguar qué variedades eran las tradicionales en la zona, antes que la filoxera primero, y la industrialización después, se llevasen buena parte de este conreo. Según estas primeras indagaciones, las variedades de uva blanca serían las predominantes antiguamente en esta área entre el Barcelonès y el Vallès Occidental, donde la viña llegó a ser muy importante a mediados del siglo XIX, cuando estas comarcas figuran como las comarcas catalanas con mayor especialización vitivinícola, por delante del Alt Penedès, el Bages o la Anoia (según el Informe del servicio de asistencia técnica para la actuación “Recuperación del Patrimonio Local alrededor de la viña en Ripollet”, elaborado por el Ayuntamiento de Ripollet y la Diputación de Barcelona, en diciembre de 2019).

Por este motivo, se baraja ahora la posibilidad de abrirse camino en estas variedades, con el objetivo de poder producir un vino blanco de finca que recupere el pasado agrícola de Collserola. En este sentido, L’Olivera cuenta con el apoyo y asesoramiento de la Institución Catalana de Estudios Agrarios (ICEA), con quien se estudia conjuntamente el pasado vitivinícola de esta zona a la vez que ayudará a L’Olivera a encontrar el material original para poder replantar las variedades que finalmente se decidan.

Los estudios están aún en proceso pero, hoy por hoy, las variedades que se están estudiando y que podrían ser plantadas en Can Calopa son la Xarel·lo o Pansalet, la Sumoll de grano pequeño o la Picapoll, aunque no se descartan variedades como Trobat, Monastrell o Cariñena. Todas, variedades con ciclos de maduración medio-corto, ya que la elevada humedad de la finca de Can Calopa y la elevada pluviometría de los meses de septiembre y octubre no favorece la maduración de las variedades de ciclo largo, que las hace más sensibles a la botrytis (podredumbre).

Todas son variedades que habían tenido una presencia importante en el entorno de Barcelona, según recoge la revista IACSI en un documento de 1871 titulado “Catálogo de la exposición celebrada por el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro 1871”, de Luis Justo Villanueva. En este documento se constata la presencia de viñedos de Picapoll, Macabeo y Xarel·lo en el barrio de Sants de Barcelona, así como Sumoll en el barrio de Horta, en la finca del Marqués de Alfarràs.

A la espera del avance en estos estudios, que permitirán decidir las variedades que finalmente se plantaran, L’Olivera iniciará paralelamente a finales de abril la replantación de una hectárea de viñedo con pie americano, que después será injertado con el material vegetal que se decida. De esta forma, se irá avanzando con el proyecto de recuperación de la viña en Can Calopa que prevé la replantación progresiva de las 3,5 hectáreas de la finca, que ya empezó el año pasado con la replantación de 0,4 hectáreas y que continuará este año con esta hectárea más.

Para afrontar este proyecto, L’Olivera inició la campaña de micromecenazgo “Plantamos una vida en Barcelona, arraigamos en Collserola”, a través de la plataforma de crowdfunding Goteo.org. La campaña arrancó el 4 de marzo y ya ha alcanzado los 16.505 euros que se fijaba como mínimo para poder afrontar los costes de la plantación. Ahora, L’Olivera inicia la segunda fase de esta campaña, que plantea alcanzar un nuevo reto de 24.000 euros que permitirán afrontar los costes adicionales de la plantación.  Podéis consultar el estado de la campaña aquí