- La gestión de tres restaurantes, la venta de un obrador y varias cesiones entre las nuevas oportunidades a cubrir por las personas interesadas
- Varias ofertas de trabajo como oficial de albañilería, otra como farmacéutico y otras dos, como cocinero y camarero
Parece que el esfuerzo y las ansías por disfrutar de un mundo rural vivo comienzan a dar sus frutos. Tras más de un año de investigación, análisis y gestión, no sólo de la plataforma digital (www.volveralpueblo.org) si no, de toda la red de colaboración que se ha formado en este tiempo en torno a los Centros de Desarrollo Rural de COCEDER que trabajan en las zonas más despobladas de nuestra geografía, ya son varias las familias que se han asentado y que han comenzado sus nuevas vidas allí.
Unas vidas que, para Miguel (22) y Celeste (19) se han llenado de nuevas oportunidades y les ha alejado del bullicio de Sabadell (Barcelona), su lugar de procedencia, para llevarlos hasta Asturias donde viven desde mediados de julio, también gracias al empleo que Miguel ha conseguido en el sector hostelero de la zona. Un acceso al mercado laboral para el que ya se está preparando Celeste, su pareja, muy contenta con el cambio, sólo a falta de conseguir el permiso de conducir, lo que le permitirá desplazarse y mejorar su perfil de cara a una oportunidad laboral.
Pero no todo acaba ahí, María (32) y Simeone, junto a su hijo de 5 años, han dejado Alcalá de Henares (Madrid) tras haber viajado por medio mundo, y han decidido asentarse en la preciosa comarca del Piloña (Asturias) en la que aspiran a dirigir una casa rural en la que llevar a cabo, si es viable, algún tema formativo o proyecto social. De momento, el pequeño de la familia ya está matriculado en el colegio y todos ellos, viven en una casa de alquiler con opción a compra. Por su parte, Simeone ya trabaja como cocinero.
Por otro lado, Juan (40) y Lissette (38) viven desde hace tres semanas, junto a sus tres hijos, de 10, 7 y 3 años, en un pueblo de la provincia de Huesca, donde una pareja oriunda ofrecía trabajo de albañil, y en cuya empresa de construcción ya está trabajando Juan. Una nueva vida y un cambio que agradecen y que aseguran que necesitaban cuando vivían en su lugar de procedencia, Roquetes (Tarragona).
También, una familia, con hijo en edad escolar se ha trasladado a un municipio de la provincia de Valladolid para llevar el bar municipal y el albergue. Al igual que dos personas, que ya están disfrutando de los beneficios del medio rural, una de ellas en la provincia de Badajoz y la otra, en la provincia de Palencia. Ambas, recién aterrizadas a lo que será su nuevo hogar
Unas oportunidades que han sido posibles, gracias a la colaboración de los Centros de Desarrollo Rural de COCEDER y a la labor de Sara, la encargada de gestionar el programa, que se ha volcado en atender las demandas de las personas interesadas y de aquellas que han ofrecido la posibilidad del cambio. Entre ellas, la gestión de varios restaurantes y hotel rural en las provincias de Ourense, Palencia y Valladolid, alguno de ellos con posibilidad de alojamiento.
Asimismo, la venta de un obrador, el traspaso por jubilación de una farmacia o la gestión de un almacén de construcción, una oferta de trabajo de farmacéutico con contrato indefinido y otra de oficial de albañilería, y varias en el sector de la hostelería, cocinero y camarero, así como la venta de una nave con sala de ordeño para tener ganado ovino, junto con el acceso a la vivienda, son las apuestas que las personas de los pueblos con problemas demográficos están haciendo, en pro de un mundo rural, no sólo habitable, si no, sobre todo, habitado. Con esperanza.
Desde COCEDER, esperamos que éste sea sólo el principio de un cambio. De una repoblación más que necesaria y que, desde la entidad, gracias a su bagaje en el medio rural, se veía como un tema acuciante. De ahí que naciera el “Programa de sensibilización y concienciación sobre la despoblación y la necesidad de emprendimiento con el objetivo principal de asentar nuevas personas pobladoras en estas zonas, plagadas de posibilidades, pero sin el empuje necesario para fomentar, no sólo la llegada de nuevas personas, si no, el enriquecimiento de su cultura, economía y sociedad, totalmente castigada por el éxodo urbano que lleva décadas de adelanto a la esperanza de unos pueblos vivos.