La Plataforma de ONG de Acción Social se suma y comparte este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el manifiesto de la Federación de Mujeres Progresistas (FMP), apoyando además todos los proyectos que llevan a cabo las entidades sociales la erradicación de la violencia de género.
"La violencia hacia las mujeres es una vulneración de sus derechos y un problema estructural que requiere de acciones conjuntas de toda la sociedad para su completa erradicación. La terrible realidad de la violencia de género sigue requiriendo de su visibilización, en todas sus formas, pero también de su prevención y por supuesto de la protección y reparación a las víctimas; con especial énfasis en las más vulnerables que enfrentan discriminación múltiple e interseccional, como son las mujeres migrantes o refugiadas, mujeres con discapacidad, mujeres con problemas de adicciones, o mujeres en situación de pobreza. Este 25 de noviembre, queremos centrar nuestra atención en dos manifestaciones particularmente devastadoras de la violencia de género: la violencia vicaria y violencia sexual. Cuando los agresores utilizan a las hijas e hijos como herramientas para infligir daño emocional a las madres, es una de las formas más crueles de violencia de género, y trasciende lo físico, dejando un rastro de dolor emocional profundo y, en ocasiones, irreparable. Es inadmisible que en pleno siglo XXI, los sistemas judiciales y sociales permitan que agresores tengan acceso a sus víctimas a través de la manipulación de los/as menores. Las niñas y niños no son armas, ni deben ser rehenes de conflictos ni venganzas.
Demandamos cuantas reformas legales sean necesarias para proteger a las víctimas y prioricen el bienestar de los/as menores, así como formación especializada a profesionales sobre las dinámicas de la violencia vicaria y protocolos efectivos para identificar y prevenirla en casos de custodia y visitas. La violencia sexual es un atentado contra la dignidad y la libertad de las mujeres. Cada acto de abuso, acoso o violación no solo deja cicatrices visibles e invisibles, sino que perpetúa un sistema de impunidad y silencio. En un mundo donde aún se culpa a las víctimas, y donde el miedo paraliza, es urgente replantear cómo nos enfrentamos a esta realidad.
Exigimos una educación sexual integral que promueva el respeto desde edades tempranas, un sistema judicial que no revictimice a quienes denuncian y persiga a los agresores con firmeza; y por supuesto, espacios seguros y recursos accesibles para quienes han sobrevivido a la violencia sexual".
FUENTE: https://www.plataformaong.org/