La cooperativa L’Olivera, centro asociado a CoCEDER, ha renovado el acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona para seguir administrando la propiedad de Can Calopa. Desde hace diez años L’Olivera se encarga de la gestión de la finca que el Ayuntamiento de Barcelona tiene en Can Calopa de Dalt, así como del funcionamiento de todas sus dependencias y equipamientos. La cooperativa trabaja todos los días para consolidar este proyecto de agricultura social en Barcelona, para recuperar el cultivo del viñedo en el parque natural Collserola y generar oportunidades para las personas con dificultades.
Trabajan y gestionan las tres hectáreas de viñedo de la finca y en la bodega de la masía Can Calopa elaboran el vino “Vinyes de Barcelona”, el único vino que se produce en la ciudad. Un vino que inicialmente nacía para ser el vino institucional del Ayuntamiento de Barcelona pero que desde 2016 empezó a comercializarse para hacer llegar al mercado este proyecto vinícola que reivindica la agricultura periurbana y plantea una mirada moderna a la recuperación de la actividad agrícola ligada a las grandes ciudades.
El proyecto que gestiona L’Olivera en la masía Can Calopa de Dalt reproduce el proyecto social de Vallbona de les Monges, con una residencia y un Centro Especial de Empleo (CEE) que da trabajo a 20 jóvenes en riesgo de exclusión y/o discapacidad intelectual.
Dolors Llonch, ingeniera química por la UAB y directora de Can Calopa y presidenta de la entidad L’Olivera, que atiende a discapacitados intelectuales, explica que la finca reúne dos mundos: la elaboración de un vino tinto que lleva el nombre de la ciudad y la labor social que supone que 12 personas participen en el trabajo y que pernocten en la masía, que data del 1450 y tiene su exterior restaurado. En el 2010 L’Olivera tomó las riendas del asunto, con un convenio que unía a la entidad con la tierra por un periodo de 10 años. Ahora se ha cerrado un nuevo convenio hasta el 2024. El consistorio aportaba unos 200.000 euros al año hasta el 2019, y la entidad, cerca de 130.000. El ayuntamiento ha abonado este año 198.000 euros a Can Calopa y rebajará la cantidad 30.000 euros cada año hasta quedar en 78.000 euros en el 2024.
L’Olivera produce vino también en Vallbona de les Monges y en Sabadell. Todo es artesanal, por ejemplo, etiquetan a mano. En la actualidad hacen unas 10.000 botellas. “Lo vendemos todo, nunca sobra nada”.
Los recursos humanos se han distribuido en Can Calopa, porque no era necesario que las 12 personas que trabajan allí se dedicaran a la tierra. Tres pasaron a la actividad de enoturismo y otros tres trabajan en la vinoteca, servicios añadidos con los que el proyecto espera lograr ingresos que suplan la rebaja en la aportación del ayuntamiento. L’Olivera quiere que los 12 usuarios, que duermen en la masía, pasen a residir en pisos en Molins, porque los expertos consideran que es una forma de vida más enriquecedora para discapacitados intelectuales. El consistorio, relata el comisionado de Economía Solidaria, Álvaro Porro, quiere que las actividades suplementarias ayuden a Can Calopa a ser “más autosuficiente”. Además de venta y picoteo en la vinoteca, quien se acerque a la finca podrá hacer una visita y una cata. También se pueden hacer reuniones de grupos.